martes, 5 de agosto de 2014

LA PAZ DEL MAR Y OTROS POEMAS





LA PAZ DEL MAR

La paz del mar,
glosa de mi vejez.

La arena espera
sin impaciencia el alma de la espuma.
Lentamente
las olas besan blancas
los mil labios morenos de la orilla.

Mi vejez
sin impaciencia firma
el tiempo detenido.

Ninguna angustia agobia esta bonanza
del clima de mi cuerpo.

El horizonte
está en su punto justo: algunos barcos
en él pintan sus mástiles, testigos
de su vida presente,
serena,
tras periplos constantes.

Y en la arena mojada de la orilla
susurran los cristales que las olas
han pulido sin prisas.

Glosa de mi vejez


ISLA

Han vuelto los nenúfares al estanque de siempre,
y en el talud del río, entre las cañas jóvenes,
bailan rojas las faldas de las amapolas.

Tú, solo, rodeado por esta soledad
de brotes y esperanza, respiras aliviado
festejando el regreso de la primavera.

Como una isla abierta al mar que vuelve libre
a besar sus arenas, a llenar de sonidos
la soledad silente que le da su esencia.

¡Quién sabe dónde está la isla de la esperanza!
Pero presiento ahora que la tengo a diario
cuando penetro a solas en estos bosques vivos

donde las amapolas, abrazadas al aire,
bailan en los taludes del río, entre las cañas,
anunciando la magia de la fiel primavera.



LAS ALMAS DE LAS BARCAS

--¿Qué hace usted?—le dije un día
a un pescador que en la playa
excavaba un agujero
en la arena y luego hablaba
al hoyo que había abierto.
--Hablo con mi vieja barca.
--¿Es que cree encontrarla aquí?
--A su cuerpo, no; a su alma,
que enterrado aquí en la arena
el espíritu descansa.
Lo miré con compasión.
Él me lo notó en la cara
y me dijo convencido:
--Los de tierra adentro nada
saben del mar y desprecian
sus misterios y su magia,
pero los hombres de mar
comprendemos su palabra.
Y siguió hablando en el hoyo
con el alma de su barca.
Tal vez la fe le dé un día
la respuesta que él aguarda.


LA PALABRA DEL MAR

De vez en cuando
una lengua de mar sube a la arena
y deja su palabra repetida
orlada de mil ecos,
brillando en los cristales de la orilla.

Pero nadie conoce esa palabra
solitaria y eterna.
Sólo en sueños o en trance puede uno
escuchar su sonido,
su música de canto inconfundible,
terrenal y celeste por igual,
pero nunca la flor de su sentido.

Nos dice la leyenda que los muertos
en su parte celeste la conocen
y en sus sombras en vano la repiten.
Yo prefiero, en la parte que me toca,
ser testigo de este gozo playero
en que abril deja a un lado sus lluvias
y una lengua de mar en ocasiones
empina sus espumas en la arena. 




PALOMA SOLA

Una paloma sola
rubrica con sus pasos el folio de la arena.
Ha escrito la aventura de sus vuelos pasados
aun sabiendo que el mar con su goma inflexible
borrará su poema cuando suban las olas.
La paloma está sola,
sus amigas quedaron en la plaza espigando
las minúsculas migas que los niños descuidan
mientras comen sus dulces, o en la torre ensayando
viejos vuelos de antaño, de nieve y de ceniza.
Esta paloma sola
prefiere imaginar la etérea poesía
sobre la arena rosa de la playa gigante
aun sabiendo que el mar en una de sus olas
acabará borrando sus frágiles metáforas.
Prefiere seguir sola,
ser paloma distinta, ajena a la bandada
y a la fácil limosna. Y escribe su poema
tan frágil, tan efímero, pero libre paloma.





ESTA SOLEDAD

Esta soledad que busco a solas
de forma voluntaria, tercamente,
me regala la paz que necesito
en esta guerra diaria que es la vida.

El bosque junto al río, los caminos
que rondan la masía, el puente viejo,
los charcos de la lluvia más reciente…
están llenos de calma y se ven libres,
dueños de este silencio y los rumores
que el aire va sembrando en sus dominios.

Es una soledad que no hace daño,
es augusta y amiga y acompaña
a veces más que el haz de una persona.
Es la dosis de magia que precisa
mi corazón para seguir latiendo.

A veces, sólo a veces, salgo al campo
y la busco como a una novia antigua,
y cuando la soledad me abraza, el hálito
de una nueva alegría me conforta
y vuelvo a casa limpio, más sereno
y dispuesto a enfrentarme con la guerra
del día con las armas afiladas.

(de ISLA, inédito)