YO LLEGABA A TU LUZ

Para cerrar la primera tanda de poemas seleccionados de AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA, incluyo en la entrada de hoy este poema de Cuando la infancia es siempre (Premio de Poesía Calasanz de 2002):

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Yo llegaba a tu luz

y me enredaba en tu diamante eterno.

Tu eternidad vivía en el gusano

de seda que enterraba sus inviernos

para nacer después en primaveras

de mariposas de oro. Y en los setos

del soto cuyo verde

brotaba cada año al son perpetuo

del río. Y en la rueda

de la aceña movida por los recios

empujones del agua.

Y tú estabas atento

al principio y al fin de aquel presente

que nunca se moría. Siempre atento

al detalle más ínfimo.

Y yo, niño, aprendiendo

que la infancia hace eternos a los hombres.

Porque tú eras la cima de mis sueños,

el arma de esperanza

contra todos mis miedos."

MANOS DE PAZ

Siguiendo la trayectoria de AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA, mi último libro publicado, del que ya dije que se trataba de una Antología poética de todas mis publicaciones en libro y maqueta hasta 2008, le toca hoy el turno a El cuaderno de Sísifo, concretamente al poema que da título a la presente entrada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Quiero manos llenas de herramientas,

que se toquen salvando fronteras,

recorriendo océanos, riberas...,

manos de paz, sin odios, sin afrentas.

 

Quiero manos manchadas de tierra,

de pintura y de tiza de escuela,

manos que den luz y vida nueva,

manos en eterna primavera.

TORO DE LA NOCHE (1)

Le toca el turno a Toro de la noche, maqueta publicada por la Tertulia Taurina de Valencia en 1997 tras haberme concedido el Premio de Poesía Taurina de ese año, y cuyo jurado estaba presidido por el poeta de la Generación del 50 Francisco Brines.

"Te estoy pidiendo, toro de la noche,
amigo del silencio y las estrellas,
que no hagas mucho daño a ese chaval
que te cita en la valla de la dehesa.
es apenas un niño, tiene sólo,
como tú, sangre ardiente en sus arterias.
No sabe ni de muertes ni de odios
ni de heridas atroces que lo llevan
a un final sin amigos ni caricias,
hecho sólo de velos y tinieblas.
Como tú, inmenso toro de la noche,
volcán astado, catarata negra,
que ignoras tu final en un acero,
en un tramposo círculo de arena.
Míralo cómo pisa tus dominios,
con qué temblor de frágil primavera
avanza por la hierba que estremeces
con tu peso de antigua y brava fuerza..."

EL NIÑO

Hoy le toca el turno a El cristal del tiempo (Barcelona, 1988), del que seleccioné para AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA 14 poemas, entre ellos el de esta entrada:

El niño

El niño
no se asoma a la vida,
irrumpe en la vida como un agua
de nieve cristalina
y riendo baja la montaña
hasta la tierra lisa.
Algún dios complaciente
le pone suaves brisas
bajo las plumas de sus alas nuevas
tejidas de aventura y alegría.

El niño
no se asoma a la vida,
irrumpe en la vida como un viento
de marzo que nace en las marismas
y riendo sopla entre las cañas
hasta volverlas liras.
Algún dios sabio
lo puso aquí un buen día
para hablarnos de paz,
de esperanzas, de vida.

BLANCO DESEO

A La dura vida amada (Sevilla, 1982), libro que apereció en la Colección "Ángaro", pertenece el poema que presento hoy en esta entrada:

No sabemos de quién
de repente nos llega
este blanco deseo
de humanizar la tierra,
de convertir en canto
esta diaria tragedia
de asomarse a la muerte
sin temor a la huesa.

No sabemos de dónde
de repente nos llegan
estas ganas de hacer
más amable la guerra
que a diario vivimos;
estas ganas sinceras
de poner alma dulce
a las cosas domésticas.

Taumaturgos diarios,
nosotros los poetas
velamos la columna
vital de la existencia,
ponemos vino alegre
y calor a la mesa,
limpio amor al andamio
y esperanza en la siembra.

LO QUE QUEDA DE AQUEL TIEMPO

El poema que incluyo en la entrada de hoy pertenece a El camino diario, libro que obtuvo el Boscán de 1979, el tercer poemario en el orden cronológico de esta Antología poética de mis libros que es
AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA.

Del potro donde eherraban a los bueyes
ya sólo que da un palo, y del herrero
unos ojos donde se ve el espanto
y, casi tierra, el cuerpo.

Hay siempre alguien que agita las edades,
que rompe la memoria y rompe el tiempo,
que deshace la escena que vivimos
y convierte en recuerdo.

Este trozo de campo tan exiguo
un día fue la plaza de mis juegos;
aquí junto a otros niños fui feliz
y tuve dulces sueños.

Hoy mi casa, arroñada, está muy sola,
y el grito funeral de los vencejos
--flechas oscuras en el cielo-- clama
soledad en mi pecho.

Hay algo que se quiebra en mis entrañas,
hay algo que me roba el sol del tiempo:
tengo pena del hombre que me lleva
y envidia del niño que llevé en mi cuerpo.

PRIMAVERA

Continúo hablando de mi último libro AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA (Tossa de Mar, 2012), que se trata de una selección revisada y corregida de poemas de todos mis libros y maquetas publicados hasta 2008. En la entrada anterior, incluí A Zamora siempre, poema perteneciente a mi primer libro Cangilones de vida, de 1978.

Y siguiendo el orden cronológico de mis libros, incluyo en la entrada de hoy el poema Primavera, que corresponde al libro Agua vivida (Rondas, Barcelona, 1979):

Si puedes, sal al campo
y sube a un altozano:´
déjate abrazar por el aire
perfumado y amable.

Toma entre tus manos
un montón de tierra:
goza con su tacto,
hay en ella tibiezas
de madres, calores
de raíces, olores
de vivas semillas,
vida, vida, vida...

Oye atentamente
los cantos silvestres
de cientos de pájaros.
Contempla los tallos,
cómo suben limpios
al aire temprano,
cómo estallan prístinos
los verdes botones
de hojuelas, los brotes
de pequeñas hierbas.

Míralo todo, míralo.
Mírate envuelto
de una luz especial,
de una vida especial
brotada de la tierra,
brotada de la joven primavera.

A ZAMORA SIEMPRE

Ya tengo entre mis manos mi último libro publicado: AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA, una Antología poética de mis libros publicados desde 1978, fecha de Cangilones de vida, hasta 2008, año de la publicación de El cuaderno de Sísifo, pasando por Agua vivida, El camino diario (Premio Boscán de 1979) La dura vida amada, En el cristal del tiempo, Toro de la noche (Premio de Poesía Taurina de Valencia, 1997) y Cuando la infancia es siempre (Premio Calasanz de Tarrasa, 2000).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy incluyo un poema de Cangilones de vida (Casals, Barcelona, 1978)

 

 

A ZAMORA SIEMPRE

 

Sin moverte de tu peña,

sin abandonar tu río,

Zamora de mi niñez,

yo sé que marchas conmigo.

 

Y sé también que algo mío,

por mucho que me distancie,

enamorado de ti,

sigue dandando por tus calles.