Para hacer un poema de amor
olvida las palabras, los sonidos
que riman con belleza, las
metáforas
y ese tono estirado y relamido
que llevas a la cita con la rosa
envuelta en celofán y versos
fríos.
Pocas veces llega al corazón,
y nunca es más que un uso, un
viejo rito.
Para hacer un poema de amor
olvida las palabras y los ritmos
que pautan el papel de lado a
lado
como estelas sin barco, como
trinos
sin pájaro, como ignotos y
extraños
garabatos de un idioma perdido.
Para hacer un poema de amor
haz las cosas de siempre con
cariño,
ayuda en la cocina, limpia el
polvo,
prepara biberones, duerme al
niño,
dile cosas bonitas a tu esposa,
dale un beso al pasar y olvida el
mito
del machista tan frágil. Sé el
hombre
que ella espera de ti, el hombre
sencillo,
cabal que cumple siempre, que
habla poco
y hace mucho en la casa por los
hijos.
Para hacer un poema de amor
basta sembrar el gozo en lo
vivido
y darte hasta quedar lleno de
hogar
y quedarte en el dar casi vacío.
Olvida la palabra y siembra tiempo
de amor en el barbecho del
olvido.