Frente a un Calvario duerme fiel su muerte
dama de piedra que fue señora un día
de algún pazo gallego.
Al otro lado del altar,
en otra larga muerte ensimismado,
en larga piedra duerme quien fuera su señor.
Y en medio, la lluvia, pinos altos que rezan.
Me pregunto cuál fue la soledad o el alto amor
que enredó sus madejas. Dos escudos
relatan sus rápidos linajes
sin heraldos. Quizás una leyenda
tejió su soledad o su alto amor.
Ceniza mojada por la lluvia.
Todo está entre estos muros,
bajo el techo silente de la iglesia.
En Cambados, el sueño de granito,
la muerte de la muerte y estos labios
helados en la flor de una sonrisa.
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