viernes, 31 de mayo de 2013

TORO DE LA NOCHE (y 2)



Concluyo hoy el poema con el mismo título que obtuvo el Premio de Poesía Taurina (Valencia, 1997) y que incluí en la Antología AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA.
















Te estoy pidiendo, toro de la noche,
piedad para esa escuálida muleta,
para ese corazón que late a oscuras
tras ese trapo rojo de tragedia.
No le embistas, no acudas a la cita
de la sangre quemada en una tienta.
Si quieres comprobar que tienes fuego,
llamaradas bravías en tu testa
y empuje de huracán entre tus huesos,
brama y rompe la luz de las estrellas,
ataca el aire frío de los montes
y a tu paso castiga bien la tierra:
que todo el campo tiemble con el rayo
oscuro de tu piel, oh, bestia bella.

¿Por qué emplear las hoces de tus astas
en una espiga joven, inexperta?
Reserva tus rejones afilados
para luchar valiente en la gran fiesta
contra el mago torero que con arte
bordará tu bravura en su muleta.
Resérvate hasta entonces. Vive ahora
de sueños mientras cubres a las hembras,
y alza sombras de fuego en torno tuyo
mientras pisas la soledad serena,
silente de la noche, toro bello,
y olvida el corazón de esa muleta.

miércoles, 22 de mayo de 2013

OTOÑO

Un poema más de AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA, éste perteneciente a En el cristal del tiempo (Barcelona, 1988).


















Otoño
               A mi madre, que se fue en otoño

Ríete de la muerte mientras tengas
las manos aferradas a las frutas,
los ojos amarrados a otra piel
que tiembla con la tuya.

Ríete del otoño, de la negra
amenaza si aún escuchas
la impetuosa cascada de tu sangre
golpear el corazón, si escuchas
aún bogar tu nave por el río
del amor en remansadas zudas.

Sigue vivo en las ramas de la vida
y ríete de los versos que acentúan
que el otoño es la gélida
antesala de la tumba.

Canta en alto las galas de tu cuerpo,
vuela hacia el jardín de la ventura.
No pasa en balde el tiempo,
pero el agua baja aún pese a las zudas.
Tienes aún, pese a los días,
las manos aferradas a las frutas,
los ojos amarrados a otra piel
que tiembla con la tuya.

sábado, 11 de mayo de 2013

EL AMOR DIARIO

(Continuación de AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA)

A La dura vida amada (Ángaro, Sevilla, 1983) pertenece el poema siguiente:



















El amor diario

Y regreso al amor
como a la calle amada
donde vivo mi vida
junto a la mujer diaria
que se mueve a mi lado
entre vasos y almohadas,
como el día o la noche
que mi tiempo acompasan.
Porque ella es la hora
de los besos y el alma,
de la escala segura
que me sube a la calma.

Y entonces dejo el libro,
la sombra de la escarcha,
para varar mi barco
en sus manos de playa.
Allí me espera el vino
de su cuba sagrada
y oigo las caricias
de su dulce palabra.
Entonces soy el niño
que vence a la cucaña
y el viejo marinero
que regresa a su casa.

Cuando ileso desciendo
al mundo con el alba,
descubro que el poema
de pronto es una llama
que ha encendido el amor
sin clarín, sin proclama,
el amor tan sencillo
que a diario me ensalza,
el amor que me da
mi mujer cotidiana.