viernes, 31 de mayo de 2013

TORO DE LA NOCHE (y 2)



Concluyo hoy el poema con el mismo título que obtuvo el Premio de Poesía Taurina (Valencia, 1997) y que incluí en la Antología AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA.
















Te estoy pidiendo, toro de la noche,
piedad para esa escuálida muleta,
para ese corazón que late a oscuras
tras ese trapo rojo de tragedia.
No le embistas, no acudas a la cita
de la sangre quemada en una tienta.
Si quieres comprobar que tienes fuego,
llamaradas bravías en tu testa
y empuje de huracán entre tus huesos,
brama y rompe la luz de las estrellas,
ataca el aire frío de los montes
y a tu paso castiga bien la tierra:
que todo el campo tiemble con el rayo
oscuro de tu piel, oh, bestia bella.

¿Por qué emplear las hoces de tus astas
en una espiga joven, inexperta?
Reserva tus rejones afilados
para luchar valiente en la gran fiesta
contra el mago torero que con arte
bordará tu bravura en su muleta.
Resérvate hasta entonces. Vive ahora
de sueños mientras cubres a las hembras,
y alza sombras de fuego en torno tuyo
mientras pisas la soledad serena,
silente de la noche, toro bello,
y olvida el corazón de esa muleta.

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