domingo, 21 de abril de 2013

LA ESENCIA DE LA INFANCIA




De El camino diario (Premio Juan Boscán 1979) escojo el poema cuyo título da nombre a la entrada de hoy para seguir presentando mi Antología AGUA ANTIGUA EN NORIA NUEVA











Si me preguntáis por qué,
siendo tarde, vuelvo al alba,
siendo río, olvido el mar
y regreso a la montaña,
os diré que en ocasiones
la vida al hombre trasplanta
y lo condena a vivir
alejado de su savia,
de la tierra donde sigue
su viva raíz clavada.

En ocasiones la vida
le hace huir de aquella casa
donde duerme la aventura
de su irrenunciable infancia,
donde quedaron dormidos
los juegos y las palabras
que levantaron sin miedo
la estatura de su alma.
Una corteza la vida
de prisas, odios y alarmas,
de olvidos y zancadillas,
de andamios y de pancartas,
ha trenzado en torno a él
con el tiempo y la distancia.

Por eso mi tarde sufre,
sufre mi río añoranza
y mi raíz también sufre
por la tierra que le falta.
Pero la tarde está viva,
el río sigue su marcha
y, aunque la raíz padece
lejos del surco de infancia,
el árbol que me sostiene
sigue echando nuevas ramas.

Y es que la vida presente
ningún problema me causa;
más bien todo lo contrario:
un gran favor me regala
porque convierte en aljibe
mi identidad asombrada,
en bodega donde habita
el vino de mis mañanas
y en redoma que conserva
la esencia de aquella magia
donde una ciudad pequeña
y el río que la acompaña
me repiten las escenas
que alimentan mis entrañas.

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