Así se llama un breve poemario sobre el papel que juegan unidas el agua y la piedra en tres lugares diferentes que para mí significan lo mismo: materia de emoción y lirismo. Ha merecido una Mención en el Certamen poético que recientemente ha tenido lugar en la Universidad de Cali (Colombia). Aquí doy a conocer algunos poemas de Agua y piedra.
¡Qué plácida la
espera de esta tarde
oyendo platicar al surtidor
sobre el azul espejo de la pica!
El perro de la casa,
acostumbrado a mi presencia,
duerme recostado
a los pies de mi silla.
El cielo, azul perdido,
lleva el suave recuerdo
de la nieve vecina.
La sierra, virgen niña,
se asoma al gran balcón
de Granada y su vega.
No espero nada ya,
nada deseo.
En paz conmigo mismo,
sólo vivo y contemplo
cómo el verso libre va brotando
como otra agua,
el agua de la plácida existencia.
oyendo platicar al surtidor
sobre el azul espejo de la pica!
El perro de la casa,
acostumbrado a mi presencia,
duerme recostado
a los pies de mi silla.
El cielo, azul perdido,
lleva el suave recuerdo
de la nieve vecina.
La sierra, virgen niña,
se asoma al gran balcón
de Granada y su vega.
No espero nada ya,
nada deseo.
En paz conmigo mismo,
sólo vivo y contemplo
cómo el verso libre va brotando
como otra agua,
el agua de la plácida existencia.
Acabo de llegar
y traigo el alma
sembrada de recuerdos.
Un día brotará sola la espiga
de aquella noche oscura de Albaicín
buscando al Cristo blanco del silencio
que bajaba tan solo por el Darro
con la Torre de luz a sus espaldas.
Un día olerán solas las rosas
de aquel vino bebido en Monteluz
con gente de la tierra
que soñaba con sólo hablar de Lorca.
Un día soñaré también yo mismo
con la luz y el agua de Granada,
con cruces y tambores
de su Semana Santa.
Y ya nunca caerá de los telones
del alma esta ciudad
callada y encendida
entre la piedra roja de la Alhambra
y la corona blanca de la sierra,
entre sombras de duelo y resplandores
de Vírgenes y Cristos de su tierra.
sembrada de recuerdos.
Un día brotará sola la espiga
de aquella noche oscura de Albaicín
buscando al Cristo blanco del silencio
que bajaba tan solo por el Darro
con la Torre de luz a sus espaldas.
Un día olerán solas las rosas
de aquel vino bebido en Monteluz
con gente de la tierra
que soñaba con sólo hablar de Lorca.
Un día soñaré también yo mismo
con la luz y el agua de Granada,
con cruces y tambores
de su Semana Santa.
Y ya nunca caerá de los telones
del alma esta ciudad
callada y encendida
entre la piedra roja de la Alhambra
y la corona blanca de la sierra,
entre sombras de duelo y resplandores
de Vírgenes y Cristos de su tierra.
(De Granada)
(De Aranjuez)
Sobre una piedra
lisa,
vertical y
decidida,
como la vida sin
aristas,
como la música del
corazón,
asoma la cabeza
ciega del maestro Rodrigo.
Su decisión es
clara:
mirar
soñadoramente,
con impulso y
ahínco insobornables,
a la cuna
inmortal de la tierra,
origen y final
de la acción creadora.
Las almas de las rosas afilan su perfil sedoso y frágil
Las almas de las rosas afilan su perfil sedoso y frágil
con sutiles
cuerdas de violín,
entre mármoles
de dioses
y hojas muertas
de otoño,
entre risas de
surtidores
que el Tajo
regala generoso
y palabras de
corazones enamorados.
Sobre una piedra
lisa,
limpio
transcurrir del tiempo,
asoma la memoria
impertérrita del músico.
Sinfonía impertérrita,
Sinfonía impertérrita,
brota de la
piedra,
como una rosa de
bronce,
la cabeza serena
del maestro Rodrigo.
Su silente
mirada,
a sol y a
sombra,
otoños y
veranos,
resucita olvidados
amores, promesas que se hicieron
y besos que se
besaron.
Richard Anthony
les pone letra y voz
entre las rosas
y las fuentes
de los jardines
de Aranjuez.
En el recuerdo y
el alma de todos los visitantes enamorados de Venecia,
este puente será
siempre el Puente de los Suspiros.
¡Cuántos
condenados,
camino de la
muerte,
pasaron por aquí
a lo largo de la
historia de la ciudad de los canales!
La mirada se
confunde,
sin embargo,
cuando tropieza
en su paseo
por este magno
anuncio de otro tipo de belleza.
La cacatúa
acariciada por las manos femeninas
ya no necesita
volar más.
Le basta
el perfil
marfileño de la caricia de la modelo publicitaria.
Pero la mirada
aprende de los errores
y rectifica
sabia
contra el engaño
pasajero del consumismo humano.
Ahí, bajo el
Puente inmortal,
fluye el agua de
los espejos,
que es el agua
viva que se llena de luz,
de esa luz que
siempre viene de arriba
a dar
trascendencia a las cosas de aquí abajo.
Junto al
anuncio,
pasajero,
engañoso,
sigue en pie el
Puente de los Suspiros,
hablando al
corazón de la vida y la muerte
que tejieron un
poco de la historia de Venecia,
mientras debajo
fluye el canal del presente,
impertérrito,
sólo atento a construir nueva
vida.
(De Venecia)
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