miércoles, 29 de enero de 2014

OTROS POEMILLAS DE LA HUERTA ( III)
















Ese murciélago de tu huerta
no es un murciélago común,
murciélago que mide las sombras del crepúsculo
con sus alas de paraguas roto
entre el porche y la higuera,
amigo de la luz humana uno,
y amiga de las sombras vegetales
la otra, 
madre buena de recuerdo y ceniza.
Murciélago orgulloso de ser negro
vuelo que intimida al aire, evoca
terrores de ultratumba y arrebata
la paz de los pequeños.
Ese murciélago es tu murciélago,
la musa de tus versos, el que siembra
metáforas de sombras y misterios
en la valiente luz de tus poemas.
Amaéstralo con tus revelaciones
y escribe su silencio en tu Ipad
como si fuera el sello de tu vida.



Pasa el tiempo en la huerta
como entonces,
como lo hará mañana
y lo hará siempre.
Cuando llega la noche,
llegan todas las noches de una vez,
como aquellas en que los dos estaban
sentados en el porche, hablando alegres
de la jornada en la huerta o la visita
de los hijos a tomar café
o a jugar a las cartas al crepúsculo,
cuando la higuera tiembla con los tordos
o la luna se acerca a los olivos…
Llegan todas las noches a la vez
con esta en que reposan ya en la tierra
y nosotros nos acordamos de ellos
con añoranza y la amenaza dulce
de una fugaz lágrima en los ojos.



Es de noche.
Ya sólo suena el agua de la fuente
entre las sombras del porche.
Tumbados sobre hamacas,
miramos los jirones de gasa que en el cielo
las lejanas estrellas de vez en cuando velan.
Mientras nos vence el sueño,
esperamos sin suerte la perseida
que nos traiga el recuerdo de mil noches,
las ganas de vivir en pleno vuelo,
el gozo de un instante
como si fuera el último, y nos vence
el sueño, y recogemos
nuestros cuerpos en brazos de las sábanas.
Mañana es otro día y otro sueño…
 

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